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Capitulo 16 (fics)



Bienvenida


Salimos de su casa cuando la mañana aun no terminaba, al parecer Bella se había recuperado completamente.A una velocidad humanamente “normal” cruzamos el pueblo, me había dejado conducir, solo, debido a que no conocía el camino hacia mi casa.
Lentamente, y enfatizo lentamente, fuimos dejando las casas atrás, una tras otra hasta que nos encontramos en el pequeño camino, adentrando nos hacia el bosque, donde, casi escondida del mundo humano, se encontraba nuestra casa.
—¡Guau! — Dijo asombrada. Para mi solo era una casa, una propiedad, una entre tantas que poseía la familia, distribuidas en todo el mundo. Cuando no vivíamos en ellas, eran arrendadas, dejándonos así un ingreso bastante considerable. Pero sabía perfectamente que aquello no era lo mismo para Esme y Carlisle, cada pared reconstruida, casa piso agregado, cada árbol, casa piedra significaban algo para ellos.
—¿Te gusta? —. Le dije sonriente ya que sus ojos estaban abiertos como dos grandes platos.
—Tiene... cierto encanto—. Me dijo recobrando la compostura y tratando de sonar desinteresada
Le tiré la coleta y reí por lo bajo, rápidamente bajé del coche para abrir su puerta, cuando estuvo abajo le pregunte:
—¿Lista? —.
—Ni un poquito... ¡Vamos! —.
Visiblemente estaba que salía corriendo, no paraba de sacudir su ropa y alisar su pelo, trató de reír nerviosamente pero ni eso pudo hacer.Trate lo mejor que pude de reconfortarla.
—Tienes un aspecto adorable—. Le dije mientras la tomaba de la mano, en esos momentos pensé en Rosalie. ¿Qué diría si me viera ahora?.Pobre Emmett, Pero lo que mas le gustaba de ella era eso precisamente “Cada loco con su tema”.
Caminamos hacia la casa tomados de la mano, Bella sudaba como si nos encontráramos bajo el sol mas inclemente. Froté su mano para tranquilizarla, pero no dio resultado.
Podía percibir a mis padres que nos esperaban junto a la entrada, Esme estaba simplemente feliz y mi padre orgulloso. Al vernos nos brindaron una sonrisa de bienvenida pero prudentemente no se acercaron, tratando de no asustar a Bella.
—Carlisle, Esme, os presento a Bella.
—Sé bienvenida, Bella—. Dijo mi padre acercándose hacia ella y alzó su mano lentamente, Bella se acerco un poco mas para estrecharla.
—Me alegro de volver a verle, doctor Cullen —. Dijo solemnemente ella.
—Llámame Carlisle, por favor—.
Bella le brindó una amplia sonrisa, mi padre estaba gratamente sorprendido. Esme imitó a mi padre y se presentó de igual manera.
—Me alegro mucho de conocerte —. Le dijo ella.
—Gracias, Yo también me alegro—.
De pronto me acordé de Alice, quería preguntarle si había tenido mas noticias sobre nuestro desconocidos amigos.
—¿Dónde están Alice y Jasper?—. Pero al terminar de formular esta pregunta aparecieron en lo alto de las escalera.
—¡Hola, Edward! —.
Alice se lanzó escaleras abajo corriendo y se detuvo justo frente a Bella, no había sido tan prudente como mis padres, pero creo que la culpa era toda mía, debería haber permitido que la conociera hace algún tiempo ya. ¿Pero como podía permitirlo?, primero debía prepararla.
—Hola, Bella —. Dijo Alice y después le dio un beso en la mejilla, en mi fuero interno me retorcí tratando de no ver los pensamientos de Alice, ella y Bella amigas, amigas para siempre.
Para ponerle la guinda a la torta, como se dice, Alice le dijo:
—Hueles bien. hasta ahora no me había dado cuenta—.
Mis padres y yo nos miramos incrédulos, que mas podíamos decir ante esto, pero justo en ese momento Jasper salió a escena y digo escena por que eso era un verdadero circo. Agradecí que usara sus poderes para calmar un poco los ánimos, pero permanecí vigilante de sus pensamientos.
—Hola, Bella — Le saludo y agradecí nuevamente que mantuviera su distancia, Bella contestó a su saludo y le sonrió tímidamente.
—Me alegro de conoceros a todos... Tenéis una casa preciosa—. Dijo cortésmente a todos.
—Gracias —contestó Esme—. Estamos encantados de que hayas venido—. Y después de decir esto se largó a hablarme mentalmente.
“Edward es preciosa, te merece hijo, como tu la mereces a ella, pero que lindos se ven juntos, es toda una luchadora, lo puedo ver en su forma de hablar y de moverse, es verdaderamente valiente no se ha trabado al hablar, ni ha mostrado miedo o recelo”.
La mente de mi madre no paraba de hablar pero mi padre me llamó mentalmente.
“Hijo, Alice ha visto que tendremos visitas después de todo, pero no rondaran la ciudad”.
Le guiñe un ojo en señal de respuesta.
Pude ver en la mente de Alice la nueva visión y me sentí mas tranquilo de que no pensaran acercarse, pero de todas manera me quedaría con Bella.
Ella se había alejado de nosotros, para entonces se encontraba junto al gran piano de cola.
Esme se acercaba a ella. —¿Tocas? —. Le preguntó.
Bella negó con la cabeza y luego le dijo: —No, en absoluto, pero es tan hermoso... ¿Es tuyo? —.
Esme se reí mientras negaba, al parecer me echaría de cabeza. —¿No te ha dicho Edward que es músico? —.
Sip, lo había hecho, Bella parecía molesta por haberle escondido aquello, pero se resignó rápidamente diciendo que seguramente yo podía hacerlo todo. Cosa que al parecer le hacía mucha gracia a Jasper que también me tenía por cerebrito.Mi madre me incentivó a tocar para ella.
—Me gustaría oírte tocar — Dijo uniéndose a la petición de mi madre.
Esme me empujó al piano. Yo por mi parte obligue a Bella a sentarse junto a mi en el banquillo. Dejé que mis dedos se movieran libremente por las teclas, con el rabillo del ojo podía ver que Bella se había quedado con la boca abierta, Jasper y Alice la estaban pasando de maravillas con las reacciones de ella, pero luego de un corto momento se retiraron a petición de mi madre, brindándonos las mayor intimidad que les fue posible.
Interpreté la canción favorita de Esme me sentía demasiado cohibido para comenzar tocando su nana.
Muchos años me había dedicado a perfeccionarme en el piano y debo reconocer que existen muchas piezas mías circulando por ahí bajo diferentes seudónimos, lo que me confiere muchos ingresos por derechos de autor, en fin, con aquellos ingresos podía darme mis gustos, verdaderamente no me quejaba.
Bella me miraba incrédula y yo le miraba , satisfecho con ello.
—¿Te gusta? —
—¿Tú has escrito esto? —
Solo moví mi cabeza afirmando.
—Es la favorita de Esme—. Bella cerro los ojos y sacudió su cabeza, al preguntar cual era el problema, dijo que se sentía insignificante. No quería que se sintiera de esa manera, acaso no podía ver lo fundamental que era para mi vida. Ahora estaba completamente seguro que todo el tiempo había corrido en la oscuridad, tratando de encontrar algo que me mantuviera anclado a la cordura, sin ella nada tendría un significado real para mi la vida carecería de luz y sentido.
Cambie el ritmo hasta lograr la introducción perfecta para su nana.
—Tú inspiraste ésta —. Le dije mirándola a los ojos. Logre ver como brillaban por la emoción.
—Les gustas, ya lo sabes, sobre todo a Esme.Bella volteó sobre su hombro y vio que nos encontrábamos solos.
— ¿Adonde han ido? —.
Le explique que nos brindaban intimidad.
Obviamente se había percatado de la ausencia de Rosalie y Emmett.Traté de reconfortar la explicándole lo que ella sentía realmente y sobre Emmett, solamente le dije la verdad.
— Emmett opina que soy un lunático, lo cual es cierto, pero no tienen ningún problema contigo, está intentando razonar con Rosalie—.Ya podía ver el estado de su casa después de la gran pelea, con su respectiva reconciliación. Seguramente a Esme no le haría mucha gracia y se mudarían con nosotros una buena temporada mientras reconstruían la suya.Era tan típico de ellos.
—¿Qué le perturba? —. Quiso saber referente a Rosalie.
—Rosalie es la que más se debate contra... contra lo que somos, le resulta duro que alguien de fuera de la familia sepa la verdad, y está un poco celosa—.
No podía creer que Rosalie sintiera celos de ella, si se viera realmente como es, habría sido fácil entender el por que.
Un poco más tranquila respecto a ellos, quiso saber que pasaba con Jasper y Alice.Cortésmente le había pedido a Jasper que mantuviera su distancia y agradecí que cambiara de tema y preguntara por mis padres.
—¿Y Esme y Carlisle...? —.
—Son felices de verme feliz. De hecho, a Esme no le preocuparía que tuvieras un tercer ojo y dedos palmeados—. Y eso era literalmente.Durante todo este tiempo se ha preocupado por mí, temiendo que se hubiera perdido alguna parte esencial de mi carácter, ya que era muy joven cuando Carlisle me convirtió... Está entusiasmada, se ahoga de satisfacción cada vez que te toco—.
…Bueno esta seguro que no aprobaría muchas cosas que había echo en esos últimos dos días, pero creo que siempre hay cosas que les ocultamos a nuestros padres…
Se mostró asustada, cuando le dije sobre la visión de Alice, por fin una reacción normal ante el peligro.Se había percatado que mi padre me comunicaba algo desde su mente. Era justo que le contara sobre las visitas que estaban por llegar y le informé que no permitiría que se alejara de mi vista, ella estaba encantada con la idea, bueno yo también lo estaba.
Volteó la mirada y contempló la enorme estancia.
—No es lo que esperabas, ¿verdad? —.
—No —.
Realmente no sabía que imagen se habría formado en su mente pero podía ver que no era lo que esperaba, nada de ataúdes, ni mazmorras, ni esqueletos sujetos a la pared por cadenas o enormes ratas corriendo por todo el lugar, creo que ni siquiera teníamos telarañas. Esme era una abnegada dueña de casa.
—Es tan luminoso, tan despejado—.
Aquel era el único lugar en el que no teníamos que escondernos, donde siempre estaríamos a salvo. Las paredes habían sido reemplazadas por enormes ventanales, la luz entraba todo el día sin importar la hora. Pero cuando era necesario se activaban persianas de seguridad que bajaban rápidamente, transformaban su frágil apariencia en una fortaleza inexpugnable. Carlisle había insistido en ello, aunque confiaba en la palabra de los ancianos quileutes, sentía la necesidad de proteger a la familia. Nuestro dinero se encontraba depositado en diferentes bancos, lo que nos permitía viajar sin cargar mucho equipaje.En fin, se habían tomado una serie de medidas que nos permitieran salir rápidamente en caso de emergencia. Claro que a los chicos y a mi no nos agradaba la idea de dar media vuelta y correr como perros asustados, pero creo que mi padre lo hacía por Esme y las chicas, aunque estoy completamente seguro que ellas tampoco se irían dejándonos solos en la batalla.Eso era lo que mas nos diferenciaba de otros clanes, los lazos de amor que sentíamos los unos por los otros era lo que nos mantenía unidos.
La melodía se acercaba al final, el ritmo disminuía lentamente hasta que la última nota se perdió en el amplio espacio.
—Gracias — Dijo Bella en un susurro, con los ojos llenos de lágrimas por la emoción. Una pequeña gota rodó por su rostro, la atrapé con la punta de mis dedos y la observe por un minuto. Un pequeño fragmento de su alma. Cuantos sentimientos se encuentran contenidos en una pequeña lágrima. Me lleve el dedo a la boca y saboree aquella pequeña nuestra de su emoción. Su sabor era dulce, como a frutos silvestres, pero más concentrado, su exquisito sabor se disperso por mi lengua, mis papilas gustativas se volvieron literalmente locas. Mirándola en todo momento no quise dejarme llevar por aquella pequeña muestra de su sabor, no quería pensar en como sabría…
Sus ojos me miraba expectantes, verdaderamente no sabía que pensar sobre mi actuar.
—¿Quieres ver el resto de la casa? — Le dije al fin.
—¿Nada de ataúdes? —.
No pude hacer nada más que reírme de su comentario ya que podía ver que se sentía ansiosa, la tomé de la mano y nos alejamos del piano.
—Nada de ataúdes — Le prometí.
Le enseñé todo el primer piso, me miró sorprendida al entrar a la cocina, no entendía por que disponíamos de un lugar tan grande si no lo ocupábamos nunca, solo pude alzarme de hombros ya que yo tampoco lo comprendía.
Ya en el segundo piso pasamos por el dormitorio que Esme mantenía para Rosalie y Emmett aunque ellos contaban con su propia casa, al igual que Alice y Jasper, a Esme le gustaba tener siempre disponible sus habitaciones y ellos eran libres de quedarse o de ir a sus casas. Después de ver el despacho de Carlisle y el dormitorio de Alice y Jasper se detuvo incrédula frente a la cruz de madera que se encontraba en el vestíbulo, me pareció muy graciosa su reacción.
—Puedes reírte, es una especie de ironía—. Le dije, pero no lo hizo, no habíamos hablado de sus creencias religiosas, pero supongo que tendría alguna.
—Debe de ser muy antigua —. Dijo ella. Pero yo solo me encogí de hombros.
Le comente que aquello pertenecía al padre de Carlisle y que era de siglo XVI, de principios de los años treinta, más o menos. Y que había sido tallada por el mismo ya que era Pastor anglicano.Pude ver en su rostro que su fuero interno se debatía ante esta gran sorpresa.Un vampiro de mas trescientos años hijo de un Pastor Anglicano . ¿Donde estaba Dios en todo esto?. Yo me había preguntado lo mismo en innumerables ocasiones. ¿Donde estaba Dios? ¿Existía siquiera? No lo sabía, pero no estaba dispuesto a apostar en contra de El.
—¿Te encuentras bien? —. Le pregunté. Ya me estaba preocupando.
—¿Cuántos años tiene Carlisle? — Preguntó en voz baja, como si no hubiera escuchado mi pregunta.
Dije casi todo lo que me fue posible referente a mi padre. Hablaba en voz baja, tratando de que no escuchara mi padre, claro que era poco probable que no lo hiciera, pero debía tratar de no ofenderle, claro, el sabía lo que haría en algún momento, pero de todos modos me sentía cohibido.
Ya le había contado lo fundamental, ya saben eso de que era hijo de un Pastor y que había nacido en 1640 y todo lo relacionado a su nacimiento y niñez.Le comente que su padre lo había puesto al frente de su cacería injustificada de católicos, brujos, licántropos y vampiros.Relaté cómo se preparó para enfrentar un gran aquelarre que se encontraba oculto bajo las cloacas de la ciudad y de cómo se convirtió en vampiro.Pero no le pude contar sobre el intenso dolor que había sentido mi padre al momento de ser mordido por aquel viejo vampiro, tampoco le conté que la razón por la cual lo dejo con vida y abandonado solo en la calle. Había sido una venganza hacia el y su padre que estaban dando caza a todos esos míticos seres esperaba que su padre matará lo matara con sus propias manos y se sumiera en la locura posterior. O esperaba que el mismo Carlisle matara su padre atacado por la sed del neófito, matando así a dos pájaros de un tiro, por lo menos eso fue lo que el vampiro le dijo antes de desaparecer.Pero después de su transformación Carlisle nunca más volvió a ver a su Padre.
—Carlisle sabía perfectamente lo que haría su padre: quemaría todos lo cuerpo, estuvieran muertos o no, matando así a todos los que estuvieran infectados, aún a su propio hijo—. Le dije.
Carlisle actuó instintivamente para mantenerse con vida. Se arrastró por un oscuro callejón mientras el dolor quemaba el interior de su venas.
— Se enterró entre patatas podridas durante tres días, es un milagro que consiguiera mantenerse en silencio y pasar desapercibido.»Se dio cuenta de que se había «convertido» cuando todo terminó—.
Fue verdaderamente una proeza haber podido hacerlo, ya que a mi, el dolor me mantuvo gritando tres días seguidos.
Bella se había puesto blanca a causa de mi relato.
—¿Cómo te encuentras? —.
—Estoy bien — Pero se mordía el labio inferior con todas sus fuerzas y en su cara relucían las preguntas.
—Espero que tengas algunas preguntas que hacerme—. Estaba asustada y fascinada al mismo tiempo.
—Unas cuantas—.
No tenia arreglo, sonreí mostrándole mis afilados dientes la tome de la mano y le dije:
—En ese caso, te lo voy a mostrar—. Y la lleve de vuelta al despacho de mi padre.
La puerta se encontraba cerrada y esperé a que mi padre nos invitara a pasar ya que se encontraba leyendo un libro.
—Adelante — Dijo después de un pequeño momento.Mi padre se encontraba trabajando frente a su escritorio aquel era su lugar de trabajo, de investigación y meditación.El lugar estaba tapizado de libros de pared a pared en todos lo idiomas y de diferentes épocas.
— ¿Qué puedo hacer por vosotros? — Preguntó mi padre, mientras se ponía en pie.
—Quería enseñar a Bella un poco de nuestra historia. Bueno, en realidad, de tu historia.
Bella se disculpo por haberlo interrumpido.
—En absoluto. ¿Por dónde vais a comenzar? —. No nos había escuchado después de todo como yo temía.
—Por los cuadros —. Le dije tomando por hombro a Bella para que girara a mirar la pared tapizada de cuadros que de una u otra manera relataban la historia de mi padre. Era imposible ignorar el alocado latir del corazón de Bella Carlisle dejó escapar una leve sonrisa al escucharlo, mientras no dejaba de felicitarme por mi determinación y auto control.
Le mostré la vieja pintura que representaba la ciudad y el tiempo en que mi padre había nacido. Era sin duda una hermosa pintura, desconocíamos el nombre del autor de aquella obra de arte, mi padre la había adquirido en una pequeña tienda en Italia, unos 50 años después de su transformación.
—Londres hacia 1650 —. Le aclaré ya que no parecía que reconociera el lugar claro que era imposible que lo hiciera.Mi padre se había acercado a nosotros y se encontraba detrás nuestro cuando dijo:
—El Londres de mi juventud —. Bella no se había dado cuenta de la proximidad repentina de mi padre y al escucharlo dio un pequeño salto le di un minúsculo apretón a su mano para tranquilizarla, seguramente todas estas historias la dejarían con los nervios de punta.
Mi padre no estaba muy seguro de contarle su historia, se había percatado que Bella estaba un poco nerviosa y se debatía entre hacerlo o no.
— ¿Le vas a contar la historia? — Le pregunte.
No creo que sea una buena idea hacerlo ahora hijo, además debo ir al hospital si quieres, eres libre de contar todo lo referente a esta historia, dijo mentalmente mi padre, sobre este tema me dejaba toda la responsabilidad.
—Lo haría — Dijo mirando a Bella a los ojos. —, pero de hecho llego tarde. Han telefoneado del hospital esta mañana. El doctor Snow se ha tomado un día de permiso. Además, te conoces la historia tan bien como yo —.
Este relato, es todo tuyo, me dijo por último en su mente, mientras me dirigía una gran sonrisa.
Bella seguía contemplando la pintura. ¿Le parecía todo esto, sacado de alguna vieja novela de terror?Me resultaba tan fácil poder contarle todas aquellas cosas, pero a la vez tan extraño relatar todo esto a una humana tal vez mi padre podía sentir aquello y por eso me encomendaba la tarea, era verdad que Bella, en muchos sentidos, no parecía una, pero sabía perfectamente que alguna vez diría o haría algo que fuera demasiado para ella.
—¿Qué sucedió luego? ¿Qué ocurrió cuando comprendió lo que le había pasado? —
—Cuando supo en que se había convertido, se rebeló de ello e intentó destruirse, pero pronto descubrió que no era fácil—.
— ¿Cómo? —.
—Se arrojó desde grandes alturas e intentó ahogarse en el océano, pero en esta nueva vida. Somos muy fuertes de jóvenes—.
La primera vez que lo intentó se lanzó desde un barranco, pero el golpe no lo mato.Lo intento un vez mas, desde mayor altura, se ató al cuello una cuerda y al otro extremo una gran roca luego se lanzó desde un gran precipicio hacia el mar. De esta manera descubrió que tampoco se podía ahogar, solo había logrado que se le rompieran algunos huesos, los que soldaron al instante. Después de eso intentó otras cosas.
—Resulta sorprendente que fuera capaz de resistir el deseo... de alimentarse... cuando era aún tan inexperto.
Mi padre me contó que paso un par de meses sufriendo por la sed. El único deseo, que lo movía realmente era el de terminar con su existencia.
—El instinto es más fuerte en ese momento y lo arrastra todo, pero sentía tal repulsión hacía lo que era que tuvo la fuerza para intentar matarse de hambre—.
— ¿Es eso posible? —.
—No, hay muy pocas formas de matarnos—.
A medida que el hambre de mi padre se hacía mas fuerte, el mismo se consumía lentamente, cuando sintió que posiblemente la necesidad de alimentarse sería mas fuerte que el mismo, decidió que lo único que podía hacer era alejarse y así poder evitar cometer algo de lo cual se arrepentiría toda la eternidad. Hasta que una noche mientras vagaba por lugares nunca antes habitados por los seres humanos, pudo olfatear el efluvio de una pequeña manda de animales que pasaban cerca de él en ese preciso momento se dio cuenta que existía una salida para no ser el monstruo en el que se había convertido y así se halló a si mismo, inclinando por la vida que lleva hasta ahora y en la cual todos nosotros nos hemos sumergido.
Le conté de cómo fue nadando hasta Francia, pero me interrumpió de pronto como si no supiera que es posible hacerlo.
— ¿Nadó hasta Francia?
—Bella, la gente siempre ha cruzado a nado el Canal — Le dije, para los humanos era todo un reto el siquiera intentarlo, son 33 kilómetros a una temperatura promedio de 13°C o menos, un hombre podría morir fácilmente de hipotermia.No fue hasta 1875, un 24 de agosto a las 12:55, para ser mas exactos, que un humano logro hacerlo.
Pero para nosotros era fácil nadar, o hasta caminar por el lecho de un lago y del mar ya que no necesitamos respirar y nuestros cuerpos soportaban fácilmente la presión marina.
Quería terminar mi relato, pero ella no dejaba de interrumpirme, necesitaba que comprendiera, viera con total claridad los hechos ya que la historia de mi padre era el comienzo de la mía. Justo después de prometerme que no volvería a interrumpirme, lo hizo de nuevo.
—No, no, lo has prometido — Le dije divertido con la situación, puse mi dedo sobre su labios mientras le preguntaba si quería oír la historia o no.
—No me puedes soltar algo así y esperar que no diga nada — Dijo moviendo sus labios contra mi dedo, sentí un extraño cosquilleo que subía por mi mano hasta mi brazo y otra vez sentía el deseo de tomarla en mis brazos y besarla con toda mi pasión contenida, lleve mi mano sobre su delicado cuello y su corazón palpitó rápidamente, pero en vez de ruborizarse y bajar la vista, como solía suceder, me dijo:
— ¿No necesitas respirar? — Demandó exigente.
Le conté que no era una necesidad, que solo era una costumbre.Me miraba expectante y una nueva ola de tristeza me embargo. Al darse cuenta del súbito cambio, Bella acarició mi rostro. Cerré mis ojos, presionando mi rostro contra su mano.
— Sigo esperando que suceda— Le dije, aun con los ojos cerrados. —Sé que en algún momento, habrá algo que te diga o que te haga ver que va a ser demasiado. Y entonces te alejarás de mí entre alaridos, no voy a detenerte, quiero que suceda, porque quiero que estés a salvo Y aún así, quiero estar a tu lado, ambos deseos son imposibles de conciliar...
Me prometió que no se iría a ninguna parte, pero esa promesa no me hacía feliz.
—Ya lo veremos — Le dije tratando de que mi sonrisa fuera convincente.
Retomé el relato desde que mi padre se fue a nado a Francia y de sus andanzas por toda Europa, donde se dedicó al estudio de las ciencia y las artes. Fue ahí donde encontró su vocación por la medicina intentando así purgar todas sus culpas por ser un monstruo ante los ojos de Dios.
—No sé describir su lucha de forma adecuada, el que mi padre fuera capaz de trabajar día tras día desempeñando aquello que mas le gusta, fue una tarea de siglos. Pero después de todo este tiempo el realmente obtiene la anhelada paz espiritual—.
Muchas veces lo había acompañado, pero vergonzosamente había tenido que alejarme rápidamente ya que aquello para mi era imposible.
—Fue en Italia donde encontró a otros como el—. Bueno no exactamente ya que mi padre, en esos entonces era el único dentro de su especie, que no daba casa a seres humanos.
Solo le conté una pequeña fracción de la vida de Carlisle junto a los Vulturius. Ya habría tiempo mas a delante de contar esa historia.
Pasé rápidamente a su llegada al Nuevo Mundo y a su búsqueda de compañía pero no encontró consuelo a su melancolía, en este lugar también era único en su especie, mi padre se encontraba verdaderamente solo. Se debatió mucho tiempo sobre la idea de crear un compañero, pero la sola idea de terminar con una vida, le repugnaba, sabía que no podría pasar un solo día junto a esa persona, sin pensar en el mal que había cometido.
—Ahí fue donde se encontró conmigo y me salvo de morir de fiebre española.Mas tarde creo a Esme y a los demás como ya te he contado antes—.
—Entonces, ¿siempre has estado con Carlisle? —
—Casi siempre—. Le dije demasiado apresurado al contestar.
— ¿Casi? — Volvía a preguntar justo lo que yo no quería contestar.
Relaté mi periodo de rebeldía ante la forma de vida que llevábamos, le hable sobre el rencor que sentía por Carlisle, ya que por su culpa no podía liberar mi naturaleza.
—Terminé marchándome para vivir mi vida—.
— ¿De verdad? — Me dijo mientras ascendíamos al último piso de la casa, estaba fascinada por mi relato de rebeldía, demasiado fascinada.
— ¿No te causa repulsa? — Le pregunte. Pero me contesto que no, intrigado quise saber el por que , pero ella respondió que era razonable. No pude evitar el reírme de su respuesta, solo a ella le podía resultar razonable que un vampiro vegetariano se rebelara en contra de su padre y se marchara a dar rienda suelta a su sed de sangre humana.
Justificándome le conté que solo daba muerte a los chicos malos, asesinos, violadores; todos aquellos eran mis blancos, me resultaba fácil identificarlos ya que podía leer sus mentes pero con el tiempo aquello no pudo evitar que me sintiera como el monstruo que verdaderamente era, no muy diferente a aquellos a los cuales mataba. Carlisle y Esme me recibieron felices cuando regresé junto a ellos, abrazando desde entonces nuestro estilo de vida.
Para entonces nos encontrábamos frente a mi dormitorio.
—Mi habitación — Le dije mientras abría la puerta.
Bella parecía gratamente sorprendida con mi habitación. Contempló largamente mi colección de música. Bueno la verdad es que era bastante extensa, pero supongo que solo era debido a los años que había podido dedicar a reunirla.Se dio cuenta que mi carencia de muebles obedecía solo a una necesidad musical.
— ¿Para conseguir una buena acústica? —. Y no pude evitar sonreír era verdaderamente muy perceptiva. Encendí el equipo para que pudiera apreciar el efecto sonoro.
Sus ojos seguían mirando mi colección de música.
Todo aquello era tan irreal, Bella en mi casa, en mi habitación. Bueno, que alguien ajeno a la familia, se encontrara en casa, ya era irreal, pero esto era otra cosa, otro sentimiento, que fascinante e increíble resultaba pensar que de toda la gente que existía y había existido durante todos mis años, en todo el mundo, solo una, solo ella fuera la que me hiciera sentir completo y ahora que sabía y entendía un poco mas sobre nosotros, me sentía un poco mas esperanzado.
— ¿Cómo los clasificas? —. Dijo sacándome de mi ensoñación, mmmm no sabía muy bien lo que me había preguntado, así que seguí la dirección de su mirada y comprendí que se refería a mi colección de cd´s.
—Esto... Por año, y luego por preferencia personal dentro de ese año —
— ¿Qué ocurre? — Preguntó ya que se dio cuenta que la miraba intensamente.
Le conté de cómo me sentía al poder decirle toda la verdad.
Aunque me dijo que se alegraba, sentí miedo que solo fuera para tranquilizarme, ya sabía yo que sus sentimientos siempre estaban en el último lugar de su lista de prioridades.
—Aún sigues esperando que salga huyendo y gritando espantada, ¿verdad? —.
Demasiado intuitiva como siempre, me pregunté si quizás ella no contaba con la habilidad de leer mi mente parecía que siempre sabía lo que pasaba por mi cabeza.
—Lamento estropearte la ilusión, pero no inspiras tanto miedo, de hecho, no me asustas nada en absoluto.
Sonreí ante la apuesta la ganaría fácilmente y le enseñaría a no retar nunca más a un vampiro.
—No deberías haber dicho eso, de veras—.
De mi tórax solté un ronco gruñido, aunque no debí hacerlo, ya que seguramente fue percibido por todos los que se encontraban en casa. Contrayendo mis labios, le enseñe mis afilados dientes, adoptando posición de ataque solo un segundo después. Bella se había alejado un poco de mi, pero ya era demasiado tarde, no tenía a donde huir ya que con mi cuerpo bloqueaba la única salida.
No deberías haberlo dicho—. Le dije. Rápidamente salté hacia ella, la arrastré por el aire, cruzando el amplio espacio hasta caer sobre el enorme sillón de cuero. Mis brazos la protegieron en todo momento para que no sufriera daño alguno, no era mi intención lastimarla, solo quería enseñarle que verdaderamente era de temer.
— ¿Qué era lo que decías? —.
—Que eres un monstruo realmente aterrador —. Logró decir con la voz jadeante.
—Mucho mejor —. Estaba seguro de que, después de esto, me vería con otros ojos.
Trató inútilmente de liberarse de mis brazos, pero yo lo estaba pasando de maravilla.
En ese momento Alice golpeo la puerta, venía con una invitación.Al oír el toque, Bella luchó con todas sus fuerza pero yo no quería soltarla, la senté sobre mis piernas mientras la sostenía por la cintura.
—Adelante — Le dije mientras trataba de controlar mi risa.
—Parecía que te ibas a almorzar a Bella, y veníamos a ver si la podíamos compartir—. Nos dijo en un calmado tono Alice.
El cuerpo de Bella congeló por un minuto, pobre ya la había asustado bastante para que también Alice hiciera lo suyo, pero no pude mas que reírme de toda la situación.
—Lo siento, no creo que haya bastante para compartir —. Le dije mientras rodeaba el cuerpo de Bella con mis brazos, ella era solo mía y no era solo por reacción a la broma de Alice.
Jasper, que se había quedado junto a la puerta, se adelantó un poco en la habitación y nos dijo que Alice había visto que se acercaba una tormenta y que pensaban jugar a la pelota.
—¿Te apuntas? —. Me preguntó.
La idea me pareció estupenda, hace bastante que no jugábamos y además nada mejor que un poco de buen ejercicio físico para terminar con los excesos de ansiedad. Pero no me gustaba para nada la idea de dejar sola a Bella y no la dejaría por un insignificante juego.
—Traerías a Bella, por supuesto —. Dijo Alice, a Jasper no le había gustado el último comentario de mi hermana , pero no diría nada, la palabra de Alice era sagrada para él.
Al preguntarle a Bella si quería ir, contestó de inmediato que si, pero le preocupaba mojarse, todos reímos cuando preguntó si debía llevar paraguas. Eso no nos importaba en lo mas mínimo, pero Alice le aseguró que la lluvia caería en la ciudad. Luego se fueron para invitar a mis padres al juego. Al parecer Emmett había logrado convencer a Rosalie de que tolerara la presencia de Bella ya que ellos también irían.
Solo cuando nos encontramos solos nuevamente, me preguntó que jugaríamos.
—Tú vas a mirar. Nosotros jugaremos al béisbol—. Le dije mirándola a los ojos.
 
 
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