Mi familia
Era el final perfecto para una tarde perfecta. Sentía una inmensurable felicidad, nada en realidad se le podía comparar. Sostenía una mano de Bella entre la mía. Todo era perfecto, el sol ocultándose en el horizonte, la leve brisa que se filtraba por la ventanilla, el mas perfecto de los copilotos. La felicidad no caía en mi cuerpo. Bella sentada a medio metro con su pelo bailando al viento mientras yo cantaba una vieja melodía de los cincuenta.
— ¿Te gusta la música de los cincuenta? — Le pregunté. —En los cincuenta, la música era buena, mucho mejor que la de los sesenta, y los setenta... ¡Buaj!— No me había gustado aquella época de amor libre y desenfreno. Demasiado irresponsable para mis viejas y arraigadas buenas costumbres. —Los ochenta fueron soportables— Terminé de decir.
— ¿Vas a decirme alguna vez cuántos años tienes? — Me pregunto un tanto recelosa.
Mmmm, a ver tengo tantos años para ser tu abuelo. ¿Qué pensaría de eso?¿Cambiaría en algo nuestra relación? No, no lo creo verdaderamente. “Nuestra relación”, me encanta como suena eso.
— ¿Importa mucho? — Le dije sonriente.
—No, pero me lo sigo preguntando... —Agregó en medio de una mueca. —No hay nada como un misterio sin resolver para mantenerte en vela toda la noche—
—Me pregunto si te perturbaría... — Pensándolo mejor nunca acertaba a las reacciones de Bella…
—Ponme a prueba—
Sus ojos me miraban expectantes. Bueno, ya sabía todo de mi. Seguramente algo tan insignificante como mi edad, no sería motivo de desencanto. No después de esta tarde. Si, ella me aceptaba tal y como yo era, no sería ese minúsculo prejuicio de la diferencia de edad que terminara con sus sentimientos.Mi mente, mi cuerpo, mis recuerdos, mi pasado y futuro todo le pertenecía.
—Nací en Chicago en 1901— Hice una pausa mientras la miraba por el rabillo del ojo, no había señal alguna de sorpresa o de algún otro sentimiento. Seguramente estaría haciendo un gran esfuerzo para no desanimarme. Que considerada era, y me sentí feliz de que sintiera ganas de proteger mis sentimientos. —Carlisle me encontró en un hospital en el verano de 1918. Tenía diecisiete años y me estaba muriendo de gripe española— Ese mismo año yo me había enlistado para lo que llamamos “La gran guerra”. Muchos años después fue bautizada como “La primera guerra mundial”.Afortunadamente mi participación en esta guerra fue muy corta ya que a las pocas semanas de salir de campaña, empezaron a aparecer los síntomas en todo mi escuadrón. Uno tras otro mis compañeros, al igual que yo, fuimos cayendo a causa de la alta fiebre. No recuerdo el momento exacto en que me di cuenta que moriría a causa de esta enfermedad, pero mi último pensamiento fue para mi madre.
Bella había vuelto a inhalar después de un largo momento sin hacerlo y me volví para ver su ojos. Si ya estabámos en esto no había motivo para suspender mi relato.
—No me acuerdo muy bien. Sucedió hace mucho tiempo y los recuerdos humanos se desvanecen— Pero yo recordaba aquellos hechos como su fueran ayer. Solo no quería alterarla demasiado con mi relato.
— ¿Y tus padres? —
—Ya habían muerto a causa de la gripe. Estaba solo. Me eligió por ese motivo. Con todo el caos de la epidemia, nadie iba a darse cuenta de que yo había desaparecido—.No recordaba el rostro de mi padre pero el de mi madre estaba gravado en mi memoria. No conservaba fotografías ni nada por el estilo. Solo tenía alguna que otra joya que llevaba el día que ingresó al hospital y que Carlisle me entregó después.
— ¿Cómo...? ¿Cómo te salvó? —
—Fue difícil. No muchos de nosotros tenemos el necesario autocontrol para conseguirlo, pero Carlisle siempre ha sido el más humano y compasivo de todos. Dudo que se pueda hallar uno igual a él en toda la historia—.
“Salvelo” fueron las últimas palabras que mi madre pronuncio. —Para mí, sólo fue muy, muy doloroso. Actuó desde la soledad. Ésa es, por lo general, la razón que hay detrás de cada elección. Fui el primer miembro de la familia de Carlisle, aunque poco después encontró a Esme. Se cayó de un risco. La llevaron directamente a la morgue del hospital, aunque, nadie sabe cómo, su corazón seguía latiendo—.
La historia de Esme era demasiado diferente a la mía. Se había casado con un comerciante que, al igual que yo sintió la necesidad de proteger a su país y a sus seres queridos. Solo un mes después de su partida Esme comprendió que estaba esperando un hijo. Pero su esposo nunca llegó a enterarse siquiera que sería padre ya que, al igual que el 20% de la población mundial de esos años, murió a causa de esta enfermedad. Ella estaba destrozada, solo la idea de tener a ese pequeño ser en su interior la mantenía con vida. Pero la enfermedad fue una pandemia y se sumo a las condiciones ya existentes por la guerra. El hambre,la falta de proviciones y de suministro de todo tipo fueron los causantes que Esme enfermara, no de fierbre española, pero debido a esto perdió el bebe que cargaba en su interior y junto a esto, perdió también la cordura. Todo terminó cuando decidió lanzarse desde un precipicio para acabar con todo su sufrimiento.
Pero como contarle estas cosas a Bella. Como relatar aquellos días. Depósitos industriales, hangares y galpones eran usados como improvisados hospitales. Muchas vidas se perdieron en esos años. El 20% de la población mundial sufrió esta enfermedad entre 1918 y 1919 que con el tiempo se le nombró influenza. Y con el término de esta cesó también la guerra.Afortunadamente la humanidad nunca más a sufrido otra epidemia como esta.
—Así pues, tienes que estar a punto de morir para convertirte en... — Pregunto Bella, dejando en el aire el nombre de mi especie y sacándome de mis recuerdos y meditaciones.
—No, eso es sólo en el caso de Carlisle. El jamás hubiera convertido a alguien que hubiera tenido otra alternativa—. Mi padre era el ser mas desinteresado sobre la faz de la tierra, el jamas había dado muerte a ningún ser humano.
—Aunque, según él, es más fácil si la sangre es débil—.
El sol ya se había ocultado y los faros iluminaban el camino. Yo veía perfectamente bien sin ellos pero sabía que Bella se pondría nerviosa si conducía a oscuras y yo no quería arruinar nuestra tarde.
— ¿Y Emmett y Rosalie?—.
—La siguiente a quien Carlisle trajo a la familia fue Rosalie. Hasta mucho después no comprendí que albergaba la esperanza de que ella fuera para mí lo mismo que Esme para él—.
Bastó solo unos minutos para comprender la naturaleza de Rosalie
—Pero ella nunca fue más que una hermana y sólo dos años después encontró a Emmett. Rosalie iba de caza, en aquel tiempo íbamos a los Apalaches, y se topó con un oso que estaba a punto de acabar con él. Lo llevó hasta Carlisle durante ciento cincuenta kilómetros al temer que no fuera capaz de hacerlo por sí sola. Sólo ahora comienzo a intuir qué difícil fue ese viaje para ella—.
Emmett había salido a cazar junto a un pequeño grupo de amigos, seguramente se consideraban bastante experimentados para llevar a cabo esta excursión ya solo eran unos chicos. Dos de los tres perecieron en esa aventura y seguramente Emmett no habría sobrevivido si no es por Rosalie que mató al enorme oso y logró salvarlo. Posiblemente sintió lo que los humanos llaman “Amor a primera vista”. Verdaderamente había sido todo un reto cargar el cuerpo mal herido y casi moribundo de Emmett.
Alce nuestras manos y acaricié su mejilla con la base de mi mano.
—Pero lo consiguió — Dijo Bella.
—Sí—. Murmuré, efectivamente lo había conseguido. —Rosalie vio algo en sus facciones que le dio la suficiente entereza, y llevan juntos desde entonces. A veces, viven separados de nosotros, como una pareja casada: cuanto más joven fingimos ser, más tiempo podemos permanecer en un lugar determinado. Forks parecía perfecto, de ahí que nos inscribiéramos en el instituto — Bueno, era perfecto ahora que estaba junto a ella, ya que antes era mi infierno. —Supongo que dentro de unos años vamos a tener que ir a su boda otra vez. Verdaderamente debería pensar muy bien que regalarles esta vez ya que las opciones eran cada vez mas limitadas.
— ¿Y Alice y Jasper?
Le conté brevemente la historia de Jasper y Alice. La verdad es que mi relato sobre el fue superficial, solo algunas cosas, nada muy importante. Verdaderamente no creía que estuviera preparada para escuchar su historia por completo y sobre todas cosas no era yo, el mas adecuado para hacerlo.
Bella se facinó con las habilidades de Alice para predecir el futuro. — ¿De verdad?—. Dijo un tanto emocionada con la idea. —Pero tú dijiste que eras el único que podía oír el pensamiento de la gente—.
—Eso es verdad. Alice sabe otras cosas, las ve... Ve cosas que podrían suceder, hechos venideros, pero todo es muy subjetivo. El futuro no está grabado en piedra. Las cosas cambian—. Debían cambiar, no me permitiría ser un títere del destino. Yo era una persona pensante y no me dejaría vencer tan fácilmente por la sed de su sangre ni por el deseo de mi cuerpo.
— ¿Qué tipo de cosas ve? —.
—Vio a Jasper y supo que la estaba buscando antes de que él la conociera. Vio a Carlisle y a nuestra familia, y ellos acudieron a nuestro encuentro. Es más sensible hacia quienes no son humanos. Por ejemplo, siempre ve cuando se acerca otro clan de nuestra especie y la posible amenaza que pudiera suponer.
— ¿Hay muchos... de los tuyos? —
Para entonces ya habíamos entrado en el pueblo y yo le conté sobre nuestros amigos en Alaska y sobre los otros que no son como nosotros. Cuando terminé de decir esto ya estabámos fuera de su casa.Le causó curiosidad nuestra preferencia de vivir en el norte.
— ¿Por qué razón?—. Preguntó mientras apagaba el motor del auto. Seguramente ya se habría dado cuenta que su padre aun no llegaba a casa.
— ¿Has abierto los ojos esta tarde? — Estaba contento de que aun no llegara, ya que disponíamos de un poco mas de tiempo. —. ¿Crees que podríamos caminar por las calles sin provocar accidentes de tráfico? Hay una razón por la que escogimos la Península de Olympic: es uno de los lugares menos soleados del mundo. Resultaba agradable poder salir durante el día. Ni te imaginas lo fatigoso que puede ser vivir de noche durante ochenta y tantos años—.Los años que habíamos intentado hacerlo fueron francamente un desastre. Verdaderamente era insoportable vivir con seis vampiros estresados.
—Entonces, ¿de ahí viene la leyenda? —.
—Probablemente—.
— ¿Procedía Alice de otra familia, como Jasper? —.
La historia de Alice era más simple de contar ya que poco sabía ella sobre su vida anterior a encontrarnos.
De pronto el estomago de Bella rompió a sonar de tripas. Me había olvidado completamente de necesidad de alimentarse.
—Lo siento, te estoy impidiendo cenar—.
—Me encuentro bien, de veras—. Pero su estomago no paraba de sonar.
—Jamás había pasado tanto tiempo en compañía de alguien que se alimentara de comida. Lo olvidé.
—Quiero estar contigo—.
Yo también quería estar con ella. ¿Que pensaría si quisiera entrar a su casa?
— ¿No puedo entrar? —
— ¿Te gustaría? — Preguntó para mi asombro.
—Sí, si no es un problema—.A velocidad humana me baje del coche y habrí su puerta.
—Muy humano — Me felicitó.
—Esa parte está emergiendo a la superficie, no cabe duda.
Dejé que Bella caminara delante de mi, para que me diera la espalda. Caminamos unos pasos y me moví lo mas rápido que me fue posible. Saqué la llave de donde tantas veces observé que la guardaba y abri la puerta. Luego volví a caminar detrás de ella. Cuando llegamos junto a la puerta estiré mi mano lentamente y la abrí.
— ¿Estaba abierta? —.
—No, he usado la llave de debajo del alero—. Bella no dijo nada al respecto. Seguramente se estaría preguntando como sabía sobre la dichosa llave.
—Sentía curiosidad por ti—. Le dije para tratar de explicarme.
— ¿Me has espiado?—. Me preguntó, pero no estaba molesta, lo podía leer en su voz. — ¿Qué otra cosa iba a hacer de noche? —
Caminamos hacia la cocina y se preparó algo de comer, no estoy seguro de que era. Pero no tenía buen aspecto y ni hablar del olor.Sin apartar la vista del microondas Bella me pregunto:— ¿Con cuánta frecuencia? —
— ¿Eh? — No entendí su pregunta ya que estaba intrigado por su comida. Al parecer se trababa de lasaña.— ¿Con qué frecuencia has venido aquí? —.
—Casi todas las noches—. Le dije sin pensarlo mucho.
— ¿Por qué?—.
—Eres interesante cuando duermes—. Verdaderamente lo hera. Hablas en sueños—. Agregue para hundirme más.
— ¡No! — Dijo en medio de un grito ahogado. Su cara, en cosa de minutos se puso rojo tomate, desde su cuello hasta la base de su pelo. De no haber estado seguro podría haber jurado que se estaba ahogando con comida. Pero esta aun estaba en el microondas. De pronto se sujetó a la encinera como su fuera a desmayar.Ahora ya no me parecía tan buena idea ser completamente sincero. La había ofendido completamente. — ¿Estás muy enfadada conmigo? —.
— ¡Eso depende! —Me dijo tratando de recuperar la voz y se sentó frente a mi, pero no dijo nada mas. Los segundos me parecían largo minutos y no pude evitar preguntarle.
— ¿De qué? —.
— ¡De lo que hayas escuchado! —. Pobre amor mio, estaba avergonzada no enojada como yo temía.
Tomé sus manos entre las mías y le pedí que no se disgustara. Agaché mi rostro para que mis ojos vieran directamente los de ella, pero los apartó.
—Echas de menos a tu madre — Le dije. —Te preocupas por ella, y cuando llueve, el sonido hace que te revuelvas inquieta. Solías hablar mucho de Phoenix, pero ahora lo haces con menos frecuencia. En una ocasión dijiste: «Todo es demasiado verde».
— ¿Alguna otra cosa?—. Preguntó exigente.
No quería avergonzar la más.
—Pronunciaste mi nombre—. Le confesé y dejó escapar un suspiro.
— ¿Mucho?—
—Exactamente, ¿cuántas veces entiendes por «mucho»?—
—Oh, no—.
Estaba completa y totalmente avergonzada. Bajó la cabeza tratando de esconderse pero me moví para estar junto a ella y apoyar su cabeza en mi pecho.
—No te acomplejes—. Le susurre al oído. Su piel era tan exquisita. Quise besar el lóbulo de su oreja y el cuello. —Si pudiera soñar, sería contigo. Y no me avergonzaría de ello—.
De pronto escuche el ruido de unos neumáticos. Estaba tan ansioso de ella que no fue hasta ver las luces a través de la ventana que comprendí que su padre había vuelto a casa. Aun con ella en mis braso le pregunté:— ¿Debería saber tu padre que estoy aquí? —.
—Yo... No estoy segura...
—En otra ocasión, entonces—. Suví a toda velocidad por las escaleras hasta su cuarto.
— ¡Edward! —. Me llamó en voz baja. Todo aquello era demasiado divertido para mi. Bella escucho mi risa y me tapé la boca para ahogar una carcajada al mismo tiempo que su padre entraba en la casa.
El jefe Swan estaba de buen humor y al parecer había tenido mucha suerte en la pesca. Obviamente el también tenía hambre y amablemente le pidió a Bella la cena.
Bella se encontraba evidentemente nerviosa. No entendía como su padre pasaba por alto este detalle. Seguramente no había tenido el tiempo suficiente para conocer a su hija. Aunque pensándolo mejor… Recordé que solo podía escuchar parcialmente los pensamientos de su padre. Posiblemente me estaba perdiendo de algo.La cena fue mas o menos normal si dejamos de lado el estado de Bella. Platicaron de sus días y me sorprendió de buen grado que ella no le mintiera a su padre, solo le ocultaba información. Cuando terminaron de cenar, ella se levantó rápidamente. En ese momento, logre escuchar que su padre si había notado que algo no iba bien.
— ¿Tienes prisa? — Le preguntó receloso.
—Sí, estoy cansada. Me voy a acostar pronto.
—Pareces nerviosa — Comentó.
— ¿De verdad? — Dijo Bella, tratando de sonar normal.
Pero la mente de su padre ya estaba trabajando en algunas hipótesis. —Es sábado—. Le dijo de pronto. —¿No tienes planes para esta noche?—. Preguntó nuevamente ya que Bella no había contestado la primera pregunta.
Me sentía muy molesto por no poder seguir el hilo de los pensamientos de su padre.
—No, papá, sólo quiero dormir un poco—.
—Ninguno de los chicos del pueblo es tu tipo, ¿verdad? —. >”Me pegunto si el chico Newton …?”< Logré captar ese pensamiento pero lo perdí nuevamente.
—No. Ningún chico me ha llamado aún la atención—. Le contestó ella.
—Pensé que tal vez el tal Mike Newton... Dijiste que era simpático—.
—Sólo es un amigo, papá.
—Bueno, de todos modos, eres demasiado buena para todos ellos. Aguarda a que estés en la universidad para empezar a mirar.
Me estaba costando poder seguir los pensamientos de su padre ya que eran parcialmente encubiertos y eso me molestaba.
—Me parece una buena idea —. Dijo Bella mientras subía la escalera.
—Buenas noches, cielo —.
—Te veo mañana, papá—.
Bella subió lentamente los escalones de la escalera, supongo que quería parecer cansada, por supuesto que no lo logro ya que su padre dudaba en este momento de su supuesto cansancio. Me escondí en su closet un segundo antes que ella entrara. Cerro la puerta casi violentamente, se lanzó hacia la ventana lo mas silenciosamente que pudo y la abrió. ¿ Edward?..., me llamó, pero ya me encontraba tendido en su cama.No pude evitar reírme, se veía tan graciosa con casi la mitad del cuerpo hacia afuera llamándome en un susurro.
— ¿Sí? Le dije en voz baja. Bella se sobresaltó y giró dando un salto agarrando su garganta con las manos.
— ¡Oh! —. Fue lo único que logró decir.
—Lo siento—. No había sido una muy buena idea, pero había sido tan gracioso ver su expresión.
—Dame un minuto para que me vuelva a latir el corazón—.
Lentamente me senté en su cama y extendí mis brazos para atraerla hacia mi.
— ¿Por qué no te sientas conmigo? —. Le pedí mientras ponía mi mano sobre la de ella. ¿Cómo va el corazón? —. Verdaderamente se había asustado ya que latía violentamente.
—Dímelo tú... Estoy segura de que lo escuchas mejor que yo—.
Estaba tratando de ahogar una carcajada, no quería que se molestara. Sus latidos tardaron un momento en normalizarse. Estaba sentada a mi lado y el calor que emanaba de su cuerpo era simplemente reconfortante.
— ¿Me concedes un minuto para ser humana? —.
—Desde luego—. Le dije.
—No te muevas —. Me ordeno con una mueca.
—Sí, señorita—. Le respondí mientras me congelaba sobre su cama.
Pegó un salto y recogió algo del suelo y el estuche donde guardaba sus útiles de aseo. Luego salió de la habitación dejando la luz apagada y la puerta bien cerrada.
Era muy divertido escuchar como Bella cepillaba sus dientes, lo hacía muy rápido. Sentí el agua como caía de la regadera. Se estaba desprendiendo de sus ropas. Una tras otra las prendas cayeron al piso. Escuche cuando entró bajo el agua. Las gotas golpeaban su cuerpo y caían por el, hasta llegar al suelo. Se encontraba completamente desnuda solo a una delgada pared de mi.Mi cuerpo se tensó de golpe y en un segundo me encontré de pie en el centro de la habitación. Traté de no pensar en ello. Era estúpido sentirme tan perturbado por que ella se diera un baño. “Lo hacía todos los días”, trate de pensar razonablemente.Agradecí que se demorara más de lo normal. Cuando terminó bajó las escaleras para despedirse de su padre nuevamente.
—Buenas noches, papá—. Le dijo.
—Buenas noches, Bella—. Su padre estaba sorprendido de verla, al parecer no era habitual que bajará nuevamente a despedirse de el. No logré ver en que dirección ivan su pensamientos pero pensó que Bella posiblemente se fugaría esta noche y en la manera de impedirlo. Pero no logre ver en forma coherente sus pensamientos.
Al entrar en su habitación Bella me vio sentado como si nada hubiera sucedido y sonrió. —Bonita ropa—. Le dije. Todas las noches había observado esa agujereada camiseta y el viejo pantalón. Pero en ella lucian adorables. Bella hizo una mueca y le aclaré que le sentaban bien.
—Gracias — Susurró.
Se sentó a mi lado con las piernas cruzadas. Pero no me miraba. Yo me sentía intrigado por su actuar con su padre.
— ¿A qué venía todo eso? —.
—Charlie cree que me voy a escapar a hurtadillas.
—Ah —lo consideró—. ¿Por qué?—.
—Al parecer, me ve un poco acalorada—.
Levanté su rostro para poder observarla mejor. —De hecho, pareces bastante sofocada.
—Huram... —. Me respondió. Yo mantenía su rostro entre mis maños y con el pulgar acariciaba su cuello.
—Parece que te resulta mucho más fácil estar cerca de mí—. Me dijo arrugando un poco la frente.
— ¿Eso te parece? — Le dije mientras con mi nariz recorría la curva de su mandíbula. Con mi mano libre aparté su pelo. El perfume de su cabello se mezclaba con la fragancia de su shampoo, olía a flores y fruta. Francamente era embriagador. Mi garganta y mi cuerpo estaban en llamas.Mis labios buscaron la hondonada detrás de su oreja. Una y otra vez besé ese punto inhalando si esencia que me quemaba gratamente.
—Sí. Mucho, mucho más fácil —.
—Humm—. Era tan exquisito sentir su cuerpo junto al mio, su calor corpóreo, el olor de su sangre. Todo era mas fácil de resistir y por eso era tan exquisito de disfrutar. Mis labios recorrieron todo el camino desde su oreja hasta su cuello y luego a su clavícula. Ahí me quedé acariciandola con la yema de mis dedos hasta que Bella dijo:
—Por eso me preguntaba... — Pero dejo inconclusa la pregunta.
— ¿Sí? — Pregunte, sin dejar de acariciarla.
— ¿Por qué será?—. Su voz tembló al decir estas palabras al mismo tiempo que se estremecía levemente. —¿Qué crees?—.
Mi risa rebotó en su cuello mientras le respondía. —El triunfo de la mente sobre la materia—.
Bella se apartó de mi retrocediendo. Sentí deseos de tomarla entre mis brazos, se había apartado demasiado rápido y no me había dado tiempo para comprender aquella repentina lejanía. Bella se había quedado quieta de pronto sintiendo mi turbación. Pero me fue fácil reponerme a aquella sensación y logre preguntar:
— ¿Hice algo mal?—. No lograba comprenderlo. Pensé que para ella era igual de satisfactorio que para mi. Quizas le habían parecido en extremo torpe mis movimientos.
—No, lo opuesto. Me estás volviendo loca —. Me dijo.
Lo opuesto… ha hacerlo mal… ¿Era que lo estaba haciendo bien?. ¿Es decir que estaba encantada?
— ¿De veras? —. Le pregunté aun incrédulo. Y no pude evitar esbozar una gran sonrisa.
— ¿Querrías una salva de aplausos? —. Me dijo sarcasticamente.
Ahora mi sonrisa se habia convertido en un “gran” sonrisa. —Sólo estoy gratamente sorprendido. En los últimos cien años, o casi — Le dije dije en broma. — nunca me imaginé algo parecido. No creía encontrar a nadie con quien quisiera estar de forma distinta a la que estoy con mis hermanos y hermanas. Y entonces descubro que estar contigo se me da bien, aunque todo sea nuevo para mí.
—Tú eres bueno en todo —.
Estaba muy orgulloso de mi autocontrol y nos reímos en voz baja.
—Pero ¿cómo puede ser tan fácil ahora? —Volvió a preguntar. Esta tarde...
—No es fácil—Le dije en un suspiro. —Pero esta tarde estaba todavía... indeciso. Lo lamento, es imperdonable que me haya comportado de esa forma—.
—No es imperdonable —. Objeto Bella.
Le agradecí sus palabras en medio de una sonrisa. —Ya ves—. Un poco avergonzado baje mi mirada para poder continuar. —No estaba convencido de ser lo bastante fuerte... — Tomé su mano y presioné con ella mi rostro. Su calor era tan reconfortante. —Estuve susceptible mientras existía la posibilidad de que me viera sobrepasado... — Inspire el suave aroma que emitía su muñeca. —Hasta que me convencí de que mi mente era lo bastante fuerte, que no existía peligro de ningún tipo de que yo... de que pudiera...No pude terminar de hablar, no quería que pensara que era débil o cobarde o que simplemente pensara que no era lo suficientemente fuerte para estar con ella.
— ¿Ahora ya no existe esa posibilidad? —.
—La mente domina la materia — Le dije, completamente seguro de mi fuerza y determinación al respecto. —Vaya, pues sí que era fácil—.
¿Fácil?. La sola idea de clasificar mi estado como “fácil” me resultaba casi irónico y no pude evitar lanzar una amarga carcajada ahogada en un suspiro.
— ¡Fácil para ti! —. Le dije sin rencor, tocando su nariz con mis dedos. Recobre la compostura y le aclaré:
—Lo estoy intentando—. Le dije. De pronto me sentía afligido. —Si resultara..... insoportable, estoy bastante seguro de ser capaz de irme.Mañana va a ser más duro—. Pensar en separarme de ella me resultaba casi una tortura. Pero estaba seguro de no poder evitar volver luego que ella estuviera durmiendo.—He tenido tu aroma en la cabeza todo el día y me he insensibilizado de forma increíble. Si me alejo de ti por cualquier lapso de tiempo, tendré que comenzar de nuevo. Aunque no desde cero, creo.
—Entonces, no te vayas—. Me dijo de pronto con los ojos llenos de esperanza. ¿Quedarme, con su consentimiento?. ¿Quedarme no escondido por ahí como un fantasma? De pronto me pareció que estaba soñando.
—Eso me satisface — Le dije feliz de poder quedarme junto a ella. Tomé sus manos por las muñecas y agregue. —Saca los grilletes... Soy tu prisionero—.
Yo era simplemente la persona mas feliz del planeta.
Cuantos libros había leido tratando de encontrar alguna explicación coherente a los pensamientos y al actuar de Emmett hacía Rosalie, o de Alice hacia Jasper?Para mi solo era un coctel de endorfina, norepinefrina, dopamina y leniletilamina. Y sabía también que todo se llevaba a cabo en el cerebro y no en el corazón, como suelen narrar los escritores.Pero aun asi, ¿Por qué sentía mi corazón inflado de felicidad? ¿Por que no podía borrar la sonrisa de mi boca? Todo era tan extraño de comprender pero tan exquisito de disfrutar.
—Pareces más optimista que de costumbre. No te había visto así antes—. Dijo Bella.
— ¿No se supone que debe ser así? El esplendor del primer amor, y todo eso. ¿No es increíble la diferencia existente entre leer sobre una materia o verla en las películas y experimentarla? — Agregué.
—Muy diferente . Y más fuerte de lo que había imaginado.
—Por ejemplo—. Le dije. —La emoción de los celos. He leído sobre los celos un millón de veces, he visto actores representarlos en mil películas y obras teatrales diferentes. Creía haberlos comprendido con bastante claridad, pero me asustaron...¿Recuerdas el día en que Mike te pidió que fueras con él al baile? —
—Fue el día en que empezaste a dirigirme la palabra otra vez—.
Narre todo lo que me había sucedido el día en que esos estúpidos e insípidos chicos la invitaron al baile. La angustia por no poder saber lo que pensaba, si alguno de ellos seria su preferido. La felicidad que sentí cuando diplomáticamente los despacho.Admití que esa fue la primera vez estuve en su dormitorio. El sufrimiento que me causaba el saber que debía alejarme de ella…
—Y en ese momento pronunciaste mi nombre en sueños. Lo dijiste con tal claridad que por un momento creí que te habías despertado, pero te diste la vuelta, inquieta, musitaste mi nombre otra vez y suspiraste. Un sentimiento desconcertante y asombroso recorrió mi cuerpo. Y supe que no te podía ignorar por más tiempo—.
El repentino latir del corazón de Bella me distrajo un poco, pero me sobrepuse y continué con mi relato. —Pero los celos son algo extraño y mucho más poderoso de lo que hubiera pensado. ¡E irracional! Justo ahora, cuando Charlie te ha preguntado por ese vil de Mike Newton...…Estúpido e insignificante chiquillo de pacotilla. Que sueña con mi Bella…
—Debería haber sabido que estarías escuchando —
—Por supuesto—. No podía evitar hacerlo.
— ¿De veras que eso te hace sentir celoso? —
Claro que me hacía sentir celoso. —Soy nuevo en esto—. Le recordé, en esto de ser humano y todo lo relacionado a los sentimientos.Ridículamentre se comparó con Rosalie. ¿Como podría hacerlo? Rosalie era hermosa para Emmett, pero para mi solo era mi molesta hermana. No había punto de comparación.La atraje hacía mi, obligándola a abrasarme. Su cabeza descansaba ahora en mi pecho, calentándolo solo con su contacto.
—Sé que no hay competencia — Murmuro sobre mi piel. Su aliento era tan cálido que un escalofrío recorrió mi espalda.
—He caminado entre los míos y los hombres durante casi noventa años... Todo ese tiempo me he considerado completo sin comprender que estaba buscando, sin encontrar nada porque tú aún no existías—.
—No parece demasiado justo. En cambio, yo no he tenido que esperar para nada. ¿Por qué debería dejarte escapar tan fácilmente?
—Tienes razón. Debería ponértelo más difícil, sin duda. Acaricié su cabello. Este aun estaba mojado. Esperaba que no se resfriara ni nada por el estilo, seguramente debería secarslo pero no quería que se apartara de mi. Deseaba poder estar toda la noche si era posible, y el día siguiente también. ¿Me pregunto cuanto tiempo podríamos estar así? Yo podría estar por siempre. —Sólo te juegas la vida cada segundo que pasas conmigo, lo cual, seguramente, no es mucho. Sólo tienes que regresar a la naturaleza, a la humanidad... ¿Merece la pena? ——Arriesgo muy poco... No me siento privada de nada.
—Aún no—.
Pense en sus palabras. Pero que era lo que sabía ella de la vida, solo tenía 17 años y toda una vida normal por delante. Escuche los pensamientos de su padre antes que subiera la escalera.
— ¿Qué...? — Comenzó a preguntar Bella pero su padre ya estaba subiendo las escaleras para ver si ella aun estaba en su dormitorio. Rápidamente me escabullí dentro de su closet. La pobre Bella por poco se cae ante la repentina falta del apoyo de mi cuerpo. — ¡Túmbate! — Le murmuré.
No pude ver exactamente lo que estaba haciendo, pero escuche el ruido de su cama y supuse que me estaba obedeciendo.Su padre entró solo un segundo después. Cuidadosamente se asomó por la puerta y la observó, tratando de descubrir cualquier indicio de intento de fuga. Al no ver nada sospechoso cerró suavemente la puerta. Bella aun permanecía en su cama, tratando de parecer dormida. Si hubiera estado un poco mas iluminada su habitación seguramente su padre se habría dado cuenta que estaba fingiendo.Me deslicé en su cama abrazándola por la espalda. Me sentí cohibido por esa cercana intimidad que nos brindaba estar bajo las mantas, pero a la vez tan fascinado. Abrace todo su cuerpo con el mio. Sintiéndola completamente.
Bese su oreja y después le dije lo pésima actriz que era.
—Diría que ése no es tu camino—.
— ¡Caray! — Fue lo único que dijo. Su corazón estaba a punto de salir por su boca. La había asustado. Tararee su nana para que se tranquilizara.
— ¿Debería cantarte para que te durmieras? —
Me dijo que “no podía dormir con migo ahí”. Como si no lo hubiera echo todo el tiempo. Se defendió diciendo que no sabía que yo estaba aquí.
—Bueno, si no quieres dormir... — Le dije.
Yo simplemente quería saborear su piel, sentir su esencia. Estrechar aun mas su cuerpo. Disfrutando cada leve e involuntario movimiento de su cuerpo.
—Si no quiero dormir..., ¿qué?.
No pude evitar soltar una nerviosa risa.
—En ese caso, ¿qué quieres hacer? — Pero no me contesto. Luego de un momento me contesto que no estaba segura.
—Dímelo cuando lo hayas decidido—.Mis labios se posaron sobre su cuello. Al contacto de mi fría piel se estremeció. Volteo levemente su cuerpo y con mi naríz acaricié su mandíbula inspirando su esencia. Me sentía levemente mareado. Podía sentir todo su cuerpo palpitando contra el mío.Sentí una oleada de sangre bajando por mi cuerpo, llenando partes de mi cuerpo que habían permanecido dormidas durante todos estos años. Su aroma y su cuerpo me quemaban intensamente. Me recordé a mi mismo que debía tener auto control, obligandome a pensar racionalmente.
—Pensé que te habías insensibilizado—. Bella inconsientemente ayudaba a que esto fuera posible.
—Que haya renunciado a beber el vino no significa que no pueda apreciar el buqué —Susurre. Efectivamente eso debia hacer. —Hueles a flores, como a lavanda y a fresa. Se me hace la boca agua.
—Sí, tengo un mal día siempre que no encuentro a alguien que me diga qué apetitoso es mi aroma—.
La sola idea que alguien pudiera apresiar su esencia como yo, me causó risa y no pude evitar soltar un suspiro.
Decidió que quería saber más acerca de mi.Una tras otra las fue formulando. ¿ Porque vivíamos como lo hacíamos?, sobre mis poderes. El origuen de nuestra especie.
Yo prefería tener mis labios ocupados hablando que …
— ¿Estás preparada para dormir o tienes alguna pregunta más? —Le pregunte.
—Sólo uno o dos millones—.
—Tenemos mañana, y pasado, y pasado mañana... — Dije tratando de pensar solo en el futuro cercano.
— ¿Estás seguro de que no te vas a desvanecer por la mañana?. Después de todo, eres un mito—.
—No te voy a dejar — Le prometí.
—Entonces, una más por esta noche... Se cayó al mismo tiempo en que se ponía colorada.
— ¿Cuál? — Quise saber.
—No, olvídalo. He cambiado de idea—.
—Bella, puedes preguntarme lo quieras—. No respondió y me sentí sumamente frustrado.
—Intento pensar que no leerte la mente será menos frustrante cada vez, pero no deja de empeorar y empeorar—.
—Me alegra que no puedas leerme la mente, ya es bastante malo que espíes lo que digo en sueños—.
—Por favor—. Le dije casi suplicante tratando de usar la mejor de mis voces, pero no funcionó y solo negó con la cabeza.
—Si no me lo dices, voy a asumir que es algo mucho peor que lo que es. Le hable como si fuera una niña pequeña pero me rendí al instante y terminé suplicandole otra vez.
—Por favor —.
—Bueno... — Su silencio me estaba matando.
— ¿Sí? —
—Dijiste que Rosalie y Emmett van a casarse pronto... ¿Es ese matrimonio igual que para los humanos? —
— ¿Era eso lo que querías preguntar? —
Supongo que era normal que sintiera esa clase de dudas… No podía ceder un solo milímetro. Debía ser capas.
—Sí, supongo que es prácticamente lo mismo. Ya te dije que la mayoría de esos deseos humanos están ahí, sólo que ocultos por instintos más poderosos—.
—Ah —.
— ¿Había alguna intención detrás de esa curiosidad? — Quizás compartiéramos las mismas urgencias… O tal vez no.
—Bueno, me preguntaba... si algún día tú y yo...
Maldición, si lo hacía. Me sentía molesto con migo mismo. No quería que ella pensara en esas cosa, bueno no todavía.Pero era estúpido de mi parte pensar que ella no tendría esas necesidades. Si no era hoy ciertamente sería mañana o pasado. ¿Que podía ofrecerle, sin terminar con su vida?
—No creo que eso... sea... posible para nosotros... —
Traté lo mejor que pude, de explicarle lo peligroso que sería para ella. Lo frágil que era en mis brazos . Que si me dejaba llevar podría herirla por accidente, hasta matarla involuntariamente.
Despues me alegré cuando me dijo que no había sentido esto por nadie, al igual que yo, permanecía pura en ese sentido. Por lo menos eramos iguales en algo. Me preguntó si la encontraba atractiva en ese sentido. Me dieron ganas de reir ante su pregunta. Ya podía verme contandole todos los tormentos que había tenido que sufrir en nuestro primer día. Pero solo me limité a decir:
—Tal vez no sea humano, pero soy un hombre—.
Bella bostezo. Ya debería estar durmiendo.
He respondido a tus preguntas, ahora deberías dormir—. Pero me dijo que no estaba segura.
— ¿Quieres que me marche? —
— ¡No! — Dijo casi gritando. Yo tampoco quería hacerlo. Le tararee su nana al oído para que se durmiera
Después de un momento se rindió al sueño. La contemplé largamente hasta que el ruido proveniente de la habitación de su padre me puso en alerta.Corrí nuevamente al closet, ya parecía mi segundo hogar, solo estuvo un segundo asomado a la puerta. Seguramente quería cerciorarse que ella aun estaba ahí.Despues bajó las escaleras y salió de la casa. Yo estaba espiándole por la ventana cuando vi lo que se proponía. Abrió el capó del coche de Bella y extrajo un cable del interior. Pobre Charli, seguramente era lo único que podía hacer para tratar de dormir mejor esa noche.
Bella dormía placidamente, esta vez no soñaba en voz alta. Seguramente ya me había preguntando todas sus dudas en voz alta y en su mente no quedaba nada que aclarar.Decidí que debía ir a casa. Tenía tantas ganas de hablar con mis Padres. Di una última mirada antes de salir por su ventana. Dejaba con ella mi corazón.
De un gran salto crucé el río. Esperándome en la entrada de la casa estaba Esme y Alice. Esme tenía la mente llena de dudas, al parecer Alice no le había dicho nada.
—Muy considerada—. Dije en voz alta.
—Digan ya a que se debe tanto secreto—. Dijo Esme muy nerviosa.
—No te preocupes— Dijo Alice. —Son solo buenas noticias—.
—En ese caso… reunamos a la familia—.
Todos me miraban expectantes. —Familia…Esme, Carlisle. Quiero presentarles a Bella… bueno si ustedes están de acuerdo…—La mente de Esme era un río de emosciones al igual que la de mi Padre. Jasper estaba receloso con la idea pero guardó silencio por amor a Alice. Emmett me miraba incrédulo y Rosalie… Rosalie estaba simplemente indignada.
—No estoy de acuerdo— dijo al fin. Emmett puso su mano sobre el hombro de ella.
—Cariño, si es lo que quiere el hombre, debemos dejarlo ser—.
Gracias, le dije y después miré a mis Padres esperando que hablaran en voz alta.Verdaderamente era la única opinión que realmente me importaba en esos momentos.
—Estaríamos felices de conocerla— Dijo al fin mi Padre tomando por la cintura a Esme. Alice, estaba tan contenta que literalmente saltaba. Estaba pensando en organizar un gran almuerzo para el día de mañana.
—Quizás… —. Dijo.
— Ni se te ocurra. Le dije en voz alta y todos voltearon a mirarla . — Creo que con solo conocerla bastará—. Les dije a todos.
Alice hizo un puchero pero abrazó a Jasper. Como si esto verdaderamente la hiciera muy feliz. Y en su mente yo podía ver que así era.
— ¡Vasta!—. Dijo Rosalie. —¡Esto es una estupidez. ¿ Porque no puedes tratar de ser un poco normal para variar? Una cosa es que sea el objeto de tu enferma obsesión, que sea tu mascota si quieres, pero no nos imbolucres a nosotros en tus experimentos!.¡¿Y piensas andar con ella de la mano también por todas la ciudad? Y si algo sale mal, no piensas que te indicaran a ti primero?! ¡Y junto a ti a toda la familia!
Se volteó a mirar a Carlisle. ¡Di algo por favor. Esme ayudame a que entre en razón! ¡No pueden estar de acuerdo con algo asi! Pero mis Padres estaban tan contentos con la idea de conocer a Bella y de verme feliz .—Hija, es su vida— . Dijo Carlisle. — Y si Edward la quiere como su compañera deberás aprender a aceptarla y respetarla como tu hermana.
—Pues no cuenten con eso—. Gruño Rosalie, mientras se volteaba para mirarme. —Ni te molestes por mi— Dijo al fin. Si su cara pudiera cambiar de color, seguramente estaría roja de rabia. —No pienso estar aquí mañana—. Y salió de la habitación echando fuego por los ojos. —Bueno—. Dijo Emmett mientras se ponía en pie. — Creo que será mejor que nos marchemos a nuestra casa ahora—.
—Si tu crees que es mejor…— Dijo Carlisle.
—Verdaderamente me gustaría que la conocieras—. Le dije a Emmett.
—Lo se hermano, algún otro encanto debe tener aparte de su aroma—. Dijo dándome un golpe en el hombro.
Lo deje correr ya que sabía que se dirigía a tener un encontrón con Rosalie.
La voz de Jasper llena de angustia nos distrajo a todos por igual. —¿Que sucede. Alice, Alice?
—N… no es nada— Dijo ella fin ella. — Es solo… se acerca un aquelarre…
Pude ver en su mente que eran tres, dos hombres y una mujer pero la visión se corto de pronto. —Están indecisos—. Dijo Alice. —Aun no saben si venir aquí es seguro.
Me quedé paralizado pensando en esos nómadas rondando por aquí. Con la suerte que tenía Bella podría perfectamente encontrarse de frente con ellos.
—Debo ir… —. Logré decir en voz alta. Subí a mi habitación y cambié mis ropas. Al salir de casa besé a Esme en la frente mientras me pedía que cuidara de Bella. —No tienes ni que pedirlo—. Le dije intentando sonreír. Me sientiría mejor cuando estuviera otra vez junto a ella.
El jefe Swan salió muy temprano de casa, pero antes de irse intaló nuevamente los cables en el coche de su hija.Pobre hombre, tener que lidiar con los problemas hormonales de su adolecente hija. Eso era algo que yo nunca tendría la dicha de disfrutar. Contemplé a Bella, yo debería poder ser capas de dejarla disfrutar todas la felicidades que una mujer debe experimentar, Bella casada, con hijos, siendo abuela. Sin embargo la sola idea me torturaba.
Trate de mirar solo el día que empezaba. Posponiendo el futuro, solo como un hombre enamorado puede hacerlo.
Bella gimió y rodó sobre su costado.
— ¡Oh! — Dijo al fin y se sentó de golpe.
—Tu pelo parece un almiar, pero me gusta.
—¡Edward, te has quedado! — Dio un brinco sobre su cama y se arrojó sobre mis brazos, pero cuando estuvo sobre mis piernas repentinamente se quedó muy quieta. Posiblemente pensó que estaba mal. Pero a mi me encantó tenerla de inmediato entre mis brazos. La abracé, dejando que su aroma me envolviera.
—Por supuesto — Le dije, siempre trataría de cumplir con mis promesas. Frote su espalda. Tan cálido era su cuerpo. Inclinó su cabeza sobre mi hombro. Su respiración golpeaba mi espalda y una corriente eléctrica recorría mi espalda. Su cabello estaba todo enredado pero se veía exquisita por las mañanas. ¿Serían todas así?
—Estaba convencida de que era un sueño—.
—No eres tan creativa —.
—¡Charlie! — Dijo preocupada, saltando nuevamente fuera de mis brazos. Pero yo no quería que se apartara, me quede medio petrificado mientras ella me daba la espalda corriendo hacia la puerta. Como pude logre sacar la voz de mi cuerpo.
—Se marchó hace una hora... Después de volver a conectar los cables de la batería de tu coche, debería añadir. He de admitir cierta decepción. ¿Es todo lo que se le ocurre para detenerte si estuvieras decidida a irte? —.
Se quedo quieta junto a la puerta, pensando en quien sabe que.
—¿Sueles estar tan confundida por la mañana? —
Extendí mis brazos para atraerla hacia mi.
—Necesito otro minuto humano—. Dijo en cambio.
—Esperaré—.
Esta vez los minutos se me hicieron eternos. Trate de no prestar atención a los ruidos, pero cepillabas sus dientes tan enérgicamente como lo había echo la noche anterior. Verdaderamente a mi me gustaba su olor por las mañanas era una fragancia mucho mas concentrada.
Cuando salio a toda carrera del baño, extendí nuevamente mis brazos.
—Bienvenida otra vez — Le dije. Su corazón latía fuertemente. Nos mesimos en su vieja silla hasta que normalizó sus latidos.
En un momento se dio cuenta que me había ido después de todo. La verdad es que no le hizo mucha gracia, pero le explique que no podía salir con la misma ropa de ayer. ¿Que dirían sus vecinos?Partió el día sonrojándose cuando le conte que había dicho que me quería en sueños. Yo ya lo sabía pero de todos modos era agradable oírlo.
—Te quiero — Susurró con su cara sobre mi hombro.
—Ahora tú eres mi vida —. Que cortas y pequeñas eran esas palabras, pero que inmesurable amor caía en ellas. Y asi nos quedamos, uno junto al otro, mesiendonos en su silla, deseando que el mundo entero desapareciera y que no existiera mas nada de que preocuparse.
Pero ya era tiempo de desayunar para ella, ahora tendría mas presente sus necesidades. Pero cuando lo comente, me gasto una buena broma, un tanto de mal gusto para mi gusto. Pero lo deje correr ya que no podía molestarme con ella. Bajamos a la cocina y se preparó algo. Verdaderamente no se que era exactamente pero lo comió con entusiasmo.
—¿Qué planes tenemos para hoy? Dijo mientras comía.
Había hablado con toda mi familia pero se me había olvidado lo mas importante… Preguntarle a Bella…
Se puso blanca al decirle lo de conocer a mi familia. Pero ella no temía estar en una casa llena de vampiros, por muy vegetarianos que fueran. Seguramente el miero real que tení era el no se aceptada.Le comente de la maldita apuesta que habían echo mis hermanos a mis espaldas. Si no hubiera estado tan preocupado por traer viva a Bella a casa podría haber disfrutado de aquello. Claro que yo nunca apostaría a nada que contra dijera a Alice. Ella simplemente había dejado de ver el futuro de Bella dividido en dos, pero la visión de Bella convertida en una de nosotros era aun mas clara que nunca. La sola idea de pensar en ello casi me persuade de llevarla a casa…. Claro que tenía otro problema… los visitantes. Y en que lugar estaría mas segura sino que mi casa, con toda mi familia que esta dispuesta a hacer cualquier cosa por mi y por consiguiente por ella.
—Creo que también tú deberías presentarme a tu padre—. Le dije tratando de cambiar el tema. Alegó que ya me conocía. Bueno eso era cierto pero yo quería ser presentado formalmente, como debe ser presentado todo novio que se digne de serlo. Además pensaba pasar mucho tiempo por aquí a si que no quería que el Jefe Swan interpusiera una orden de alejamiento en mi contra.
—¿Estarás?—. Me pregunto nerviosa. —¿De veras vas a estar aquí?
—Tanto tiempo como tú me quieras —. Sería como mi otra casa y además ya me estaba acostumbrando su pequeño closet.
—Te querré siempre. Para siempre.
Para siempre era una palabra demasiado grande para que ella la comprendiera verdaderamente. Rodee la mesa lentamente hasta estar muy cerca de Bella y acaricié su mejilla.Ella simplemente no comprendía el significado. Para siempre sería mi tormento cuando ella ya no estuviera junto a mi.
—¿Eso te entristece? —. Me dijo de pronto. ¿Pero como contestarle?.
—¿Has terminado?. Le dije tratando de pensar en cosas mas agradables, mi mente pasaba del jubilo a la tristeza con mucha facilidad.
—Sí—. Me dijo dando un salto.
—Vístete... Te esperaré aquí.
Bella corría por toda su habitación. Podía escuchar el abrir y cerrar de cajones. Se tomo su tiempo en bajar. Impacientemente no dejaba de mirar escalera arriba. La lejanía ya me ponía nervioso.
—De acuerdo—. Dijo mientras bajaba las escaleras. —Estoy presentable—. Súbitamente y cuando faltaban varios escalones para terminar la escalera, dio un salto hacia mi. Instintivamente estiré mis brazos y la atrape antes que cayera al suelo. Aquello me había tomado completamente desprevenido. La sostuve un poco alejada de mi cuerpo y pude comtemplar que se había puesto aquella hermosa blusa azul que tanto me gustaba y una falda larga color caqui. Su pelo estaba recogido en una coleta. Muy sentadora a la forma de su cara.
Mas seguro de mi mismo la acerque a mi cuerpo y le susurre al oído:
—Te has vuelto a equivocar. Vas totalmente indecente. No está bien que alguien tenga un aspecto tan apetecible.
—¿Cómo de apetecible? Puedo cambiar... —.
Nunca entendía nada. Nunca escuchaba realmente lo que yo quería decir…
—Eres tan ridícula... —. Mis labios buscaron su frente. Parecía una niña pequeña en mis brazos.
—¿Debo explicarte por qué me resultas apetecible? —. Una ola de pasión volvió a apoderarse de mi cuerpo. Acaricié su espalda siguiendo el camino de su columna. Sus manos estaba contra mi pecho y me quemaban aun con mi camiseta puesta.Podía imaginar aquel contacto sobre mi pecho desnudo. Busque sus labios en un ardiente deseo de sentir el calor de su boca.Pero en eso momento estaba a punto de acariciar sus labios con mi lengua, Bella se desmayó.
—¿Bella? —. Dije muy asustado. No comprendía lo que había sucedido. Estaba seguro que no había echo nada que pudiera lastimarla, había sido muy cuidadoso al apretarla contra mi cuerpo, solo una milésima de mi fuerza…
—Has hecho que me desmaye... — Dijo con la voz en un hilo.
—¿Qué voy a hacer contigo?—. Ayer te beso, ¡y me atacas! ¡Y hoy te desmayas!.
Pero ella reía débilmente.
—Eso te pasa por ser bueno en todo. Ése es el problema. Eres demasiado bueno. Muy, muy bueno.
—¿Estás mareada? —. Ya la había visto en esa forma una o dos veces.
—No... No fue la misma clase de desfallecimiento de siempre. No sé qué ha sucedido—. Movio su cabeza, como si quisiera disculparse. —Creo que me olvidé de respirar—.
—No te puedo llevar de esta guisa a ningún sitio—. ¿Que pensaría mi familia? ¿Que la he drogado para raptarla? Seguramente a Emmett le resultaría muy cómico cuando le contara Jasper.
—Estoy bien. Tu familia va a pensar que estoy loca de todos modos, así que... ¿Cuál es la diferencia?.
Posiblemente estaba loca como ella decía, ya que no podía ver si sus pensamientos eran humanamente normales, pero su actuar no lo era, o por lo menos sus reacciones no lo eran. Pero eso me era indiferente, lamentablemente no podía hacer nada contra su encantador aspecto y menos en aquella blusa azul.
—No soy imparcial con el color de esa blusa—. De golpe su cara paso del blanco al rojo y desvio la mirada.
—Mira, intento con todas mis fuerzas no pensar en lo que estoy a punto de hacer, así que ¿podemos irnos ya? —. Quisas debería cancelar la visita, pero Esme estaba tan contenta que le partiria el corazon. Ademas era mucho mas peligroso que nos quedaramos solo en su casa todo el dia.
—A ti no te preocupa dirigirte al encuentro de una casa llena de vampiros, lo que te preocupa es conseguir su aprobación, ¿me equivoco?
—No —.
—Eres increíble. Le dije mientras sacudía mi cabeza.